miércoles, 13 de junio de 2012

Paraliturgia al Sagrado Corazón: Aceptar la voluntad de Dios -13-


¡Gracias Señor por este mes dedicado a tu amor! confío en tu bondad.

Día 13. Aceptar la voluntad de Dios


Canto inicial





Lectura evangélica

"Empezando a sentir terror y angustia, les dijo: Triste está mi alma hasta morir: quedaos aquí y velad.  Y, yendo un poco más allá, cayó en tierra, rezando para que , si era posible, pasase de él esa hora.  Decía: Abba, Padre, todo te es posible: aparta este cáliz de mí.  Pero no sea lo que quiero yo, sino lo que quieres tú.  Y fue, y, al encontrarles dormidos, dijo a Pedro: Simón, ¿duermes? ¿no has podido velar una sola hora? Velad y rezad para que no entréis en la tentación.  El espíritu es animoso, pero la carne es débil.  Y otra vez se retiró a rezar diciendo las mismas palabras" (Mc 14, 34-39).


Homilía

El sufrimiento más valioso entre todos es el de Cristo en la pasión.  Y la pasión no fue un sufrimiento buscado, ni mucho menos, pero sí un sufrimiento aceptado.  El problema no es sufrir más, sino aceptar lo costoso de la vida.  Incluso la santidad no es tanto buscar nuevas cruces, cuanto que cada cual tome la suya.  Porque tenerla todo el mundo la tendrá.  Lo mismo que a Cristo, a todo cristiano se la da Dios.

"Hágase tu voluntad".  No sólo es una entrega, es sobre todo la aceptación de nuestra cruz, grande o pequeña, que repetimos en el padrenuestro, que repetimos tal vez sin caer en la cuenta de lo que decimos.

Aceptar no es resignarse, porque no hay otro remedio; ni sentir gusto natural en sufrir -eso sería un absurdo-, ni dejar de pedir que pase el padecimiento.  Aceptar es costoso, y a Cristo le costó sudar sangre al decir: "Hágase tu voluntad", después de haber pedido, sin resultado, que pasase el cáliz.

Nuestro primer acto de fe ha de ser ver en el sufrimiento la voluntad de Dios, como la vio el Señor.  Y creer que a pesar de eso es bueno, que nos quiere.  Eso es aceptar.  "Padre" es el comienzo del padrenuestro, para rechazar la primera, la más perjudicial y corriente tentación: no creer que Dios es padre bueno, desconfiar y rebelarnos contra su providencia.

Señor, en medio de mi cruz creo que tu Corazón me la envía, o permite que me venga, para mi bien, y porque me quieres.


Meditación personal

¿Qué me dijo hoy Dios a través de esta lectura y meditación? ¿Cómo puedo aplicarlo a mi vida diaria?


Oración de los fieles

Al celebrar hermanos, el amor infinito de Jesucristo, nuestro Dios y Señor, supliquemos humildemente al Padre de la misericordia.

Para que mande operarios a su mies y ministros a su Iglesia,

roguemos al Señor. - Te rogamos óyenos.

Por la santa Iglesia de Dios nacida del Corazón de Cristo: para que anuncie a todos los pueblos el amor de Dios a los hombres,

roguemos al Señor.

Por nuestro Santo Padre el Papa Benedicto XVI, con su firmeza de roca apostólica, gobierne paternalmente al pueblo santo de Dios,

roguemos al Señor.

Por todas las naciones y sus habitantes: para que vivan en la justicia y se edifiquen en la caridad.

roguemos al Señor.

Por los miembros de nuestra comunidad: para que sepamos amarnos mutuamente y reine entre nosotros la humildad y la comprensión,

roguemos al Señor.

Oh Dios, que nos has manifestado tu amor en el Corazón de tu Hijo: muéstranos también tu inmensa bondad escuchando las oraciones de tu pueblo.

Por el mismo Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Bendición


Canto final


0 comentarios:

Publicar un comentario